Salomé, hijastra del rey Herodes y princesa de Judea, se aburre
con la vida de palacio. Su curiosidad se despierta cuando oye la
voz de Jochanaan, un profeta prisionero de Herodes que le
teme.
Obsesionada por este hombre enigmático y virtuoso, Salomé
está dispuesta a hacer cualquier cosa para poseerlo, vivo o
muerto. Richard Strauss produjo en 1905 esta ópera destinada
a asegurarse su condición de sucesor de Wagner en la historia
de la ópera alemana. La directora Lydia Steier convoca, para su
debut en la Opéra de Paris, la esencia decadente de la obra.