Este ballet, de cautivadora belleza, rinde homenaje a las tres escuelas en las que se formó el célebre coreógrafo George Balanchine (París, Nueva York y San Petersburgo), cada una de ellas representada por una piedra preciosa: una esmeralda, un rubí y un diamante.
Blanchine encontró la inspiración para este opulento tríptico en las famosas joyerías de la Quinta Avenida de Nueva York. El autor rinde tributo a las ciudades y escuelas de danza de París, Nueva York y San Petersburgo, cada una representada por una piedra preciosa: una esmeralda, un rubí y un diamante.